Usualmente uno elige a donde quiere viajar, pero hay lugares donde no se puede acceder así nomás.
Uno de ellos es La Antártida que gracias a mi profesión tuve la suerte de conocerla en el 2014, y sinceramente cambió mi vida!.
Fuí como camarógrafo y filmé unos clips para un informativo de la capital, pero como también llevé mis cámaras, hice un registro fotográfico completo de la experiencia, para así contar lo que viven los uruguayos que viajan a estas tierras, y ahí nació mi primer foto-libro, Antártida Celeste.
Algunos datos:
Hay aproximadamente 200 y pico de países en el mundo pero solo 27 tienen bases permanentes en la Antártida. Uruguay es uno de ellos con su Base Científica Artigas, en la que año a año, se renueva una dotación de 10 personas, cada uno experto en su área, y así todos juntos mantienen la base viva los 365 días del año.
Desde 1959, cuando se firmó el Tratado Antártico, este espacio tiene regulaciones pautadas por todos los países allí presentes, tales como no dejar ningún residuo en el continente (todo se junta, y se lleva a los países de origen), el cuidado, respeto y protección de toda flora y fauna, y el constante estudio meteorológico.
Cómo llegamos:
Para llegar viajamos 13 días en el buque ROU 26 Vanguardia, haciendo paradas estratégicas en algunos puertos del Sur, pasando por los canales fueguinos, y finalmente el peligrosísimo PASO DE DRAKE, donde se cruzan los océanos, produciendo las más altas mareas del planeta. Ahí fue fundamental la espera hasta tener una buena ventana climática, para poder cruzar sin problemas (mérito de la meteoróloga del barco, quien encontró el día exacto para pasar ilesos!!!)
Una vez en la Base Artigas (ubicada en la Isla Rey Jorge, a pocos kilómetros del continente) la tripulación estuvo varios días descargando las provisiones para que la nueva dotación entrante, sobreviva sin problemas por el curso de su año laboral.
Sobre la Base Artigas:
Ellos son 10. Un jefe de base y varios técnicos de diferentes áreas: comunicaciones, meteorólogo, doctor, logística, buzo, mecánico, electricista, sanitario y chef. Conviven todo el año solos, salvo en el verano (de Enero a Marzo) cuando llegan diferentes visitas a la base (escuelas, técnicos, políticos, ingenieros, científicos, y personas con proyectos diversos relacionados)
Mi experiencia:
Sobre mi experiencia en si, lo más increíble es el estar ahí y entender que estás en un lugar que en el invierno puede llegar a -60 grados, que todo es muy puro, virgen, al punto que son muy pocas las especies de flora y fauna que la habitan.
En un momento quedé solo frente al Glaciar Collins, y fue una sensación mezclada, soledad, paz, miedo, admiración, y muchos sentimientos más…Estar ahí es entender que no somos nada, pero a la vez, recordar que somos parte de todo.
La naturaleza es sabia, muy sabia, y deberíamos escucharla mucho más, porque ella esconde los verdaderos secretos de lo que somos, y hacia adonde vamos.
Este viaje fue más que nada hacia adentro, y esas cosas son impagables!.
Sobre el autor:
Luego de su viaje Javier publicó su foto-libro ANTÁRTIDA CELESTE
Cuenta de Instagram de Javier @javiervillasuso
Muchas gracias Javier por tu aporte a la Comunidad Mochila Celeste